“El cielo y la tierra son imparciales;
ven las 10,000 cosas como perros de paja.
El sabio no es sentimental;
trata a su pueblo como perros de paja.
El sabio es como el cielo y la tierra:
para él nadie es especialmente querido,
ni desfavorece a nadie.
Él da y da sin condición,
ofreciendo sus tesoros a todos.
Entre y el cielo y la tierra
hay un espacio como un fuelle,
vacío e inagotable;
cuanto más se usa, más produce.
Mantente en el centro.
El hombre fue creado para permanecer tranquilo
y encontrar la verdad de su interior.”